María Moliner, una figura algo olvidada de la República y que se implicó en la apertura de bibliotecas y elaboró un conocido diccionario: el Diccionario de María Moliner.
María Moliner (Zaragoza, 1900-Madrid, 1981), fue una bibliotecaria, filóloga y lexicógrafa. Hija de un médico rural, se licenció en Historia en la Universidad de Zaragoza y un año después ingresa por oposición en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueológos.
El Servicio de Bibliotecas fue coordinado por Luis Cernuda, Juan Vicens y María Moliner y a él se destinó el 60 por ciento del presupuesto de las Misiones Pedagógicas, lo que supuso que entre 1931 y 1936 se crearan 5.522 nuevas bibliotecas
Según explica María Moliner sobre las bibliotecas:
Se trata de despertar y fomentar el amor por la lectura, por lo que en los lotes enviados abundan los libros divertidos y de goce estético, al igual que los de adecuada información sobre aquellas ideas, aquellos problemas y aquellos conflictos que agitan el mundo en todos los órdenes del pensar y todos los fines de la vida, lo que constituye aquello humano que no puede ni debe ser extraño a ninguna persona.
Luis Cernuda al proclamarse la República, la recibe con ilusión, y siempre se mostrará dispuesto a colaborar con todo lo que fuera buscar una España más tolerante, liberal y culta. Como ejemplo de esto último tenemos su participación en la Misiones Pedagógicas y Culturales que organiza el gobierno de la II República desde 1934. Estos años son también de compromiso y acción política: Cernuda se afilia al Partido Comunista por breve espacio de tiempo y colabora en revistas de marcado carácter izquierdista, como es el caso de El Heraldo o la revista Octubre, fundada por Rafael Alberti.
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